Muchos comentarios ha suscitado en este 2014 la reforma Fiscal en México.
A favor:
Quienes se declaran abiertamente a favor nos explican que el gobierno desea reactivar la economía incrementando el gasto público a través de inversiones que eficientizarán los procesos productivos (principalmente en el sector energético) y, al hacer más atractivo a nuestro país para las grandes corporaciones internacionales, a corto y mediano plazo éstas realizarán inversiones productivas en nuestro país, que traerán consigo un mayor número de empleos de buen nivel, con sueldos competitivos que nos permitirán incrementar el nivel de compras y con ello ayudar a la creación de nuevas y exitosas empresas nacionales o de capital mixto, en los distintos mercados nacionales e internacionales.
En contra:
Quienes están en contra, argumentan que el problema está en que esta gran reforma trae consigo el objetivo de ser más eficientes en la recaudación fiscal que se realiza sobre la población que siempre ha pagado impuestos y que son en su mayoría la clase media asalariada y los pequeños y medianos empresarios, en lugar de ampliar nuestra base fiscal, lo que se lograría cuando todos los ciudadanos que tenemos una actividad por la cual percibimos ingresos paguemos los impuestos que nos corresponden.
Adicionalmente a lo anterior, mencionan que aún las personas a quienes no se les incrementará la tasa de impuestos a 35% por percibir menos de 40 mil pesos mensuales, se verán afectadas por la restricción que el gobierno ha impuesto a las empresas de poder deducir en la misma cantidad, el monto destinado a beneficio sociales para sus empleados, como vales de despensa, pago o ayuda total en los costos de servicios médicos, dentales, actividades deportivas etcétera, por lo que muchas empresas no podrán seguir otorgando estos beneficios sin golpear sus utilidades poniendo en riesgo su supervivencia en el mercado.
En general:
A corto plazo se prevé una inflación promedio de 4% (Banxico) ocasionada por el aumento de los impuestos y con ellos el incremento en los precios de los insumos y servicios requeridos para elaborar todos los productos que se ofrecen en nuestro país.
Independientemente de cual sea tu actividad te recomiendo lo siguiente:
1. Realiza tu presupuesto (si es que todavía no lo has hecho) y elimina todos aquellos gastos que consideres no importantes.
2. Arma un plan para eliminar deudas, comenzando con aquellas que te resultan más caras (son las que te cobran más intereses). Si no puedes liquidarlas por completo, no te limites a pagar el mínimo porque esto a mediano plazo te va a salir muy caro, trata de bajar el monto del capital que adeudas.
3. Procura usar más efectivo, que tarjeta de crédito y limítate a los ingresos que realmente tienes. Recuerda que el dinero de la tarjeta de crédito no es tuyo, es del banco y te lo presta cobrándote una ganancia que se llama interés.
4. Evita la discrepancia fiscal, que se da cuando puede verificarse que gastas más de los ingresos que declaras, porque podrán imputarte conducta sospechosa y posible actividad fraudulenta, lo que puede traerte molestos y largos procesos de aclaraciones.
5. Ve poniendo en orden todos tus comprobantes para realizar un cálculo certero de tu pago de impuestos, y de esta manera podrás evitarte tener que realizar modificaciones a última hora en el mes de julio.
Recuerda que cumplir con los impuestos es responsabilidad de todos para poder mejorar el nivel de vida como país, pero el conocer lo que se nos permite deducir y lo que no, puede ayudarnos a tener un mejor manejo de nuestras finanzas y con ello, lograr disfrutar de un sano estilo de vida.
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